En los últimos 350 años (aprox) se ha venido dando un fenómeno que jamás se había visto en la humanidad, ni en la historia conocida: estamos más obesos y enfermos que nunca. Todo comenzó a mediados del siglo antepasado (1800*), cuando la industria alimenticia creció de manera exponencial gracias en gran medida a la revolución industrial, y en otra tanta a la industria de la guerra.
En la primera guerra mundial ya había algunas raciones enlatadas, pero casi todo provenía de la madre tierra, sin embargo en la segunda guerra mundial se comenzó a enviar a los soldados raciones enlatadas de carne, obviamente porque es mucho más conveniente, no la tienes que cocinar y ya viene en su propio plato. El más famoso era SPAM, que era jamón enlatado, del cuál se repartieron 150 millones de libras de este producto, El enlatado no es nuevo, se han encontrado conservas con miles de años de antigüedad, pero muchos de los materiales que se utilizaban sí lo eran, y en varias ocasiones se tuvieron que cambiar las latas
Tenemos que tomar en cuenta que nosotros hemos buscado la conservación de alimentos desde tiempos inmemoriales, ya fuera salándola, secándola al sol o refrigerándola en épocas de frío o ahora que tenemos refris. Al final la comida es lo más importante en la supervivencia… bueno, comer y no ser comido. Nosotros aprendimos cómo era el juego y lo ganamos, y ahora sólo tenemos que bajar las escaleras para poder meter algo de energía al cuerpo. El asunto es que nosotros confundimos “Energía” con “Nutrición”, y terminamos metiendo al cuerpo cosas que no deberían estar en él, y ahora no sabemos ni qué está pasando, ni cómo resolverlo.
Pues bien, todo esto es un juego de química en el que el laboratorio eres tú, y los científicos están metidos en las grandes empresas, observando sin medir, porque la ciencia que les interesa es aquella que les permita vender más.
Los conflictos de interés dentro de muchos de los estudios aceptados para la elaboración de las guías dietarias son de llamar la atención, y tienden mucho a estar cooptados por personas con una agenda vegetariana. En 1948 La American Heart Association obtuvo sus primeros fondos gracias a Procter and Gamble, quienes los hicieron beneficiarios de un programa de radio que daba apoyos a asociaciones civiles por allá de los años 40 y 50, recibiendo 1.5 millones de dólares de esa época. Casualmente en 1961 esta asociación comienza a recomendar una dieta baja en grasas saturadas. ¿Qué tiene que ver Procter & Gamble con esto? Pues ellos fueron los creadores del primer aceite vegetal de distribución comercial.
undada en 1915, la AHA no tuvo ninguna relevancia social destacable hasta 1948. En 1947 lanzaron su primera campaña y comienzan la “Semana de salud del corazón”. Hasta este mismo año fueron una sociedad científica, pero después de esto se volvieron una organización de salud con voluntariado, asesorada por profesionales. Es decir que tienen 74 años de no ser una organización científica, pero siguen estableciendo normas dietarias y siendo una referencia cuando se habla de salud.
Por eso, cuando comenzaron los problemas cardíacos masivos en la población a finales de 1880 y se observó en estudios que los preservantes y algunos aditivos alimentarios causan muchísimo daño al cuerpo, la industria alimentaria contraatacó con estudios pagados, los cuales fueron evolucionando hasta 1955, con un estudio en especial que terminó por crear pánico entre la población, la cuál dejó de consumir grasas animales gracias a lo que te voy a contar:
El señor de la foto es Ancel Keys, el hombre que casi destruye a la humanidad con un estudio llamado “El estudio de los 7 países” Originalmente no se llamaba así, sino “El estudio de los 21 países”… pero 14 de los 21 no se adaptaban a la hipótesis de don
satanás en persona, por lo que decidió excluirlos para que los datos se adaptaran a su hipótesis, lo que ya desde ahí es mala ciencia, pero encima de todo, el tamaño de la muestra era muy pequeño, y las diferencias culturales demasiado grandes. Este estudio no cumple con criterios científicos básicos, y aún así es el más citado en la historia de la nutrición.
Lucifer Ancel Keys concluyó que las grasas saturadas eran el problema sin tener ni una sola evidencia al respecto, con estudios sesgados y mal realizados sobre los que se tomaron decisiones cruciales para la humanidad. La pirámide alimenticia se construyó sobre esas arenas movedizas, y hoy, 67 años después, estamos pagando las consecuencias con nuestra salud y la de nuestros hijos.
Esta pirámide propició que se sustituyeran las grasas animales por aceites procesados que son “bajos en grasas saturadas”. Se ha intentado probar esta hipótesis por décadas con resultados que indican que no hay relación o que indican directamente lo contrario: la grasa protege tu corazón (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28864332/), sin embargo, ninguno de estos ha salido a la luz con la calidad de fama que lo hizo Ancel Keys, quien fue portada del TIMES, revista que hasta entonces sólo había puesto políticos, deportistas o personas del medio del espectáculo.
Aprovechando los resultados, la industria de los granos, cereales y aceites comenzó una campaña de desprestigio en contra de las grasas saturadas, promoviendo que fueran sustituidas por grasas insaturadas, las cuales, convenientemente, producían ellos
Este magnífico movimiento de marketing estratégico en el que comenzaron a quitar la comida de las mesas y a sustituirla por productos fue el inicio de esta peligrosa carrera por ver quién vende más.
A nadie realmente le importó la salud, porque en un inicio no sabían lo que estaban haciendo, sin embargo, estas prácticas continuaron a pesar de los resultados de algunas investigaciones, en las que se revelaba la toxicidad de ciertos ingredientes.
Muchos de ellos fueron descartados, sin embargo, algunos otros se siguen usando en nuestros alimentos hoy en día.
Las recomendaciones dietarias no hablan de una alimentación baja en grasas desde el 2013, pero eso no ha recibido difusión, por lo que nadie se ha enterado, y a la fecha hay quienes satanizan a la manteca de cerdo y le tienen miedo al huevo con tocino.